viernes, 21 de octubre de 2011

Hallowenn

Los vemos en el patio, corriendo por los pasillos, casi siempre perseguidos por uno de nosotros. Los vemos escaparse, saltar, llegar hasta el final del jardín para simplemente dar la vuelta y seguir corriendo. Los vemos llegar al fondo del pasillo y tocar la pared, dar grandes saltos que hacen retumbar el suelo. Algunas veces esos golpes son sobre una puerta, o una ventana que estalla en añicos.

Montones de veces he escuchado sobre ellos decir que “tienen un demonio dentro”. Y creo que algo de razón tienen. A ese demonio, yo lo llamo angustia; lo malo es que ellos no saben como llamarlo. No pueden ponerle un nombre, ni una cara. Esta mañana, viendo un anuncio sobre Halloween, pensaba en lo afortunados que somos al poder relativizar nuestros miedos de esa forma, poder ponerles la cara de un lobo o un vampiro, la luz de la noche o el ruido de una puerta entreabriéndose. Todo eso nos ha ayudado a desdramatizar la intensidad de esa emoción. También ayudaba mucho el hecho de poder anticipar las cosas, de saber lo que nos esperaba, y de jugar en un entorno seguro y familiar;  jugando a dejarnos atrapar, a darnos sustos o al escondite, hemos jugado a tener miedo.

Pero ellos no. Su demonio, su miedo, su angustia, permanece dentro sin que ellos sepan quien es, ni detrás de que puerta se esconde. Y entonces corren, golpean, se muerden, buscan los límites todo lo fuerte que pueden, para sentir solamente las sensaciones que esas acciones les provocan, y de esa forma no sentir al fantasma que no tiene nombre y que no está en el mundo de lo físico. 

¿Qué sería mejor entonces? Podríamos pararles en seco, juntar sus manos al cuerpo y paralizar su movimiento. O, tal vez,  podríamos acompañarles, transformar su movimiento en un juego en el que tienen que dejarnos entrar. Podríamos enseñarles nuevos movimientos que les sorprendan y les abran a nuevas sensaciones. Y día a día, podríamos crear para ellos un entorno seguro y predecible, en el que no hay fantasmas detrás de las puertas.

Nuria Arce

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