viernes, 28 de octubre de 2011

Mi energía positiva...



Un día partí en busca de tus queridas palabras...tan deseadas,...tan esperadas. El complejo acto de hablar. Acto sublime para relacionarse con los demás, porque si no nos  relacionamos, no estamos en este mundo. Y sin esa relación no comprendemos su mundo ni el nuestro; expresado en fonemas que no resultan tan fácil de unir como pareciera para que tengan sentido. La comprensión parte de la interacción. Y sin comprensión, no hay expresión, sólo existen fonemas vacíos. Ser madre es un reto diario, por eso es tan apasionante. Hacer que te escuchen, que te comprendan. Imaginen entonces, ser madre de un niño "especial" te hace ser especial también. Mejor, tener un hijo especial te hace ponerte a prueba "especialmente". Y como madre, quiero romper una lanza a favor de las mujeres que trabajan día a día al pie del cañón, para superarse y ser el ejemplo que tu hijo necesita para avanzar día a día, sufriendo día a día, luchando día a día, trabajando día a día.
Hago hincapié en el aforismo: No temas ir despacio , teme no avanzar.
Paso a paso, siendo positivas,  siguiendo nuestro instinto, tomando decisiones sin saber si serán las más favorables, porque conocemos como nadie a nuestros hijos , aunque a veces lleguemos a pensar que son los especialistas.
Reforcemos la autoestima de cada mujer... Y en eso tuve suerte en mi camino.
Yo me sentí escuchada, comprendida. Y nadie confió en mi hijo más que yo. Pero entre todos hicimos que mi hijo se sintiera escuchado y comprendido, estimulado, motivado, INTEGRADO.
Me siento muy orgullosa de él. Pero antetodo de mí misma. Sí...porque todos somos especiales y únicos. Sólo hay que saber demostrarlo llegado el momento. Sacar toda la energía positiva que llevamos dentro. Encontrar nuestro propio camino es también un reto , tal vez el más importante y, alumbrar con nuestra luz, la meta.
Yo encontré mi camino y con mi luz intento alumbrar lo más fuerte y lejos posible a mi alrededor.

María del Carmen Saldaña

jueves, 27 de octubre de 2011

Construir espacialidad ….


Para intervenir el autismo hemos de diseñar un abordaje que no se corresponda con el dominio del lenguaje en el campo de la significación.
La insistencia  de la palabra que significa y explica, refuerza lo automático y maquinal, inherente al funcionamiento automático de lo simbólico, despojándolo de cualquier rasgo singular de la imagen de lo vivo. Es preferible un uso de la palabra que se oriente en la dimensión de la espacialidad, cuyo valor no resida en lo semiótico, sino en el indicar, en el señalar. Un “señalar” que oficia como un  “referir a “, que localiza una referencia.

Estos niños tienen un lenguaje puro, que se desencadena automáticamente o bien permanecen mudos. Si hablan utilizan palabras descarnadas de subjetividad, sin dirigirse a los otros. Las palabras no se articular a la significación. Están fuera de discurso.
Del mismo modo la mirada vacía de estos niños converge hacia puntos de condensación de la luz y la necesidad de disponer de un objeto o elemento que medie entre la concentración de la luz y la mirada del niño.

La permanencia en un punto fijo o su anverso, los desplazamientos interrumpidos sin orientación y los fenómenos de parálisis o de huída, denotan la falta de constitución de la espacialidad. Obstaculizar la univocidad de ese goce sin lazo, interferir en la multiplicación de los reflejos luminosos, introducir puntos de interrupción que generan oposición, son formas de operar para espacializar.

Los sonidos son una materia sin forma, y que su repetición idéntica es un tratamiento que anula el modo temporal. Para que lo fónico hablado u oído, deje de funcionar como una envoltura que cubre el espacio, será necesario construir un trayecto con un destinatario. Siguiendo esto destaco la importancia  que adquieren en estos niños, la sonoridad o las vibraciones, como la peculiaridad de la superficie sobre las que repercuten o tocan.
Es en el continuo del rebote, de la reproducción desde en sí y sobre sí, que una mínima variación temporal o espacial, produce una pérdida de lo reflejo y por lo tanto un registro del movimiento inherente a la vibración. El maestro interviene reproduciendo ese sonido con cierta disparidad, Se hace oír lo mismo en otro lado, por lo tanto no es idéntico. Si hay otro punto en el espacio sonoro, hay una direccionalidad de la voz. Hay un ir hacia un punto y su vuelta. El maestro como punto de exterioridad que construye una espacialidad.

Maríagomez