domingo, 11 de agosto de 2013

CONSTRUYENDO UN LUGAR EN EL MUNDO I

Todos necesitamos ese lugar en el mundo dónde escondernos, sentirnos seguros y a salvo. La creencia, sustentada en experiencias, de visualizarnos incapaces de (...) no hace otra cosa más que dificultar nuestro empoderamiento. Encontrar un refugio nos ayuda a retomar con fuerzas,  dar sentido a nuestros actos. Habilidades oxidadas, otras aún no descubiertas o no valoradas por el entorno que espera, con bastante repetición, algo concreto de nosotros. Un "algo" al que tal vez no podamos llegar. Y así, con la indefensión aprendida, vagamos estando cada vez menos vivos.
En el ámbito de la discapacidad el entorno tiene la simiente para ayudarnos o hacernos más discapacitados aún. Y ese entorno tiene muchísima importancia en la infancia. Aunque poniendo en práctica la resiliencia cabe la esperanza de agarrarnos con fuerza a algún tronco que nos salve del neufragio sin fin.
Propongamos acompañar sin esperar, observar antes que llenar, transformar antes que eliminar. Las psicosis entendidas como enajenaciones del momento, del aquí y el ahora, la introspección generando esa  realidad alternativa dónde preferimos ser acompañados de un "dibujo animado" que de un ser humano real. Al fin y al cabo un dibujo no me hará daño. Y hablando así, como si de una persona con un déficit que puede ser su compañero inseparable de por vida, podamos ser empáticos, no desde la pena o la lástima, sino desde el valor que esa persona supone en nuestras vidas. Formar parte es hacerlo desde su verdadero ser y no desde la normalidad. Incluyamos esa dosis de locura, porque en mitad de un comportamiento raro, extraño, extravagante, quizás se esconde una posibilidad de crear un puente de unión.
Algo sí está claro: nadie puede permanecer en ese supueste lugar seguro a solas sin enfermar. Y por encima de una estimulación basada en el desarrollo puramente cognitivo o de autonomía para la vida diaria, habría que cuidar de la salud mental. Ese sí sería el lugar seguro dónde esconderse: rodeado de otros, para ser más cada día, sobre todo para alejarnos de la psicosis que suele venir acompañada de ansiedad y fobias en continuo crecimiento.
Por lo tanto más que eliminar esos comportamientos por condicionamiento operante intentamos transformarlos en actividades nuevas. Siguiendo una actitud metafórica: no todos podemos ser Iker Casillas, pero todos podemos ir al estadio a disfrutar de ese partido. Sólo debemos encontar el asiento apropiado rodeada de la gente apropiada. Y si alguien no sabe parar los goloes como él no le enseñamos una técnica pulida y perfecta sino que buscamos la forma de acercarle a una experiencia grupal: no hay partido sin público, no hay futbolistas sin forofos, no hay estadios sin constructores, no hay equipaciones sin ropa.

De forma resumida: busquemos ese lugar del mundo dónde escondernos. No eliminando aquello que nos hace diferente, sino transformando por ejemplo una estereotipia en un baile compartido. Introduciendo variables nuevas quizás esa estereotipia termine siendo un baile compartido. Yo aprenderé a llegar a ti. Tú aprenderas a vivir siendo respetado.

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